Algunas personas aún no se han dado cuenta de lo mucho y durante mucho tiempo que nos han perjudicado los monstruos en política.
Creemos que los monstruos no existen, grave error, a diario estos monstruos deciden sobre la vida de millones de personas y al parecer les sobran los números, porque tienen demasiados derechos y libertades.
Los monstruos están acostumbrados a engañar, mentir, engañar, porque son monstruos. No tienen alma ni sentimientos, no creen en nada, no sienten nada, nada les importa, mucho menos el interés general.
Todo es política, sobre todo la justicia. En política estamos acostumbrados a tener monstruos porque la justicia no existe, las leyes se hacen para proteger multinacionales, corporaciones, el dinero.
Por lo tanto las personas es lo último y sin obligación que protege la justicia. Cualquiera puede intentar denunciar algo, pero nunca sucederá lo que debería de suceder aunque lo diga la ley.
La justicia acepta la interpretación de unos jueces, que deciden si algo puede o no incumplir la legislación. Como buenos hermanos y corruptos impiden que la ley se administre, que se juzgue o cambian las reglas del juego.
¿Cómo se pueden empezar a cambiar las cosas?, empezando por Europa.
Tenemos que mandar a Europa a que nos represente una persona que vaya a representar lo acordado con la sociedad o que dimita.
Necesitamos que los jueces juzguen, que la justicia se aplique y que la corrupción institucional desaparezca gracias a la imposición de la legalidad.
Necesitamos que los paraísos fiscales desaparezcan tal y como funcionan hoy en día y que cada uno cotice en los países de los que haya salido el dinero, se haya producido o haya sido robado.
Y para eso necesitamos personas que no se tiren 30 años mareando la perdiz para decir al año 40 que nos olvidemos de todo lo conseguido y empecemos de nuevo con sus corruptas reglas y leyes que desprotegen y roban y dañan a la población mundial.
Mientras que no obtengamos justicia, jamás podremos obtener política, porque las reglas vienen con truco desde que nacen, protegen unas élites convenientes y a los demás que nos zurzan.
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